Hace algunos años descubrí un canal de YouTube llamado 'The School of Life' y me enamoré rápidamente de su serie 'El Currículum', narrada por Alain de Botton. La serie está animada con un estilo que evoca el humor irreverente y visual de Monty Python, y explica las principales corrientes filosóficas junto con sus exponentes más destacados.
Este descubrimiento fue el catalizador para un neófito un tanto pedante, pero genuinamente curioso sobre esos temas. Si quisiera recordar un punto en el que mi biblioteca se empezó a volver un poco más ecléctica, probablemente sería en ese momento.
Gracias al ingreso extra de aquellos años de soltería, en parte buscada y en parte fortuita, me acostumbré a visitar librerías con regularidad para enriquecer mi colección de libros.
Un día, entre las estanterías, un libro brillaba como muela sin caries: “Los Simpsons y la filosofía: Como entender el mundo gracias a Homero y compañía” de William Irwin, Mark T. Conard y Aeon J. Skole.
En la portada, como si estuviera viendo la versión cirrótica de la banda del Sargento Pimienta aparecían. Sócrates, Wittgenstein, Foucault, Marx, Sartre, Barthes, Nietzsche y Kant.
Parecía un regalo del cielo, podía ir descubriendo más sobre estos autores a través de la serie que me enseñó tanto sobre la vida, así como el significado de la palabra “palurdo”.
Opinión del libro
El libro está compuesto de 18 capítulos no interrelacionados, escritos a manera de ensayo por un autor diferente.
Los primeros 5 capítulos fueron como una Venus de Milo de jalea, esculpida por artesanos de jalea, exclusivos del medio de la jalea.
1. Homero y Aristóteles.
2. Lisa y el antiintelectualismo estadounidense.
3. La importancia de Maggie: El sonido del silencio. Oriente y Occidente.
4. La motivación moral de Marge.
5. Así habló Bart. Nietzsche y la virtud de la maldad.
Me gustaría hacer una pequeña reseña de los dos primeros capítulos que me parecieron, no solo rescatables, sino muy relevantes para una discusión profunda, entretenida, divertida y relevante a nuestra realidad.
El primer capítulo analiza el libro Ética a Nicómaco de Aristóteles a través de la figura de Homero, explorando cómo sus actos y motivaciones reflejan diferentes modelos de virtuosismo y viciosidad.
El capítulo cumple con el propósito de interesarte en una subsecuente lectura de Ética a Nicómaco, además de que concluye con la interesantísima discusión acerca del “amor a la vida” por parte de Homero y la virtud que podemos encontrar en ella.
El segundo capítulo es más un ejercicio lógico que cobra relevancia en nuestra realidad politizada y dividida.
Quizás me estoy excediendo en mi interpretación, pero el texto me parece un cuento con la moraleja acerca del intelectualismo esnob.
Lisa Simpson es un personaje brillante para encarnar (o mejor dicho, entintar) este concepto, puesto que a menudo es quien tiene la razón en los argumentos; sin embargo, no deja de ser una niña de 8 años con sus respectivas incoherencias y contradicciones.
La sociedad estadounidense (por no decir global), en efecto tiene un problema de rechazo a aquellos intelectuales que no comulgan con sus ideas, de otra forma no pudiéramos explicar el fenómeno antivacunas.
Sin embargo, este capítulo no vilipendia al intelectual, por el contrario, le da la razón pero le ruega que le baje de huevos. Y cuánta no nos hace falta escuchar eso de vez en cuando.
Un breve interludio
Después de terminar los primeros capítulos, invadido por el olor a galletas en el centro por la pastelería incendiada, olvidé la proverbial llamada a Australia y dejé el libro encajonado un par de meses, hasta que, hace unos días recordé su existencia.
Leí nuevamente los primeros capítulos, pero, al llegar al 6, recordé la razón por la que perdí el interés.
La primera parte del libro se llama “Los Personajes” y comprende los primeros 5 antes mencionados.
La segunda parte se llama “Temas Simpsonianos” y comprende los capítulos:
6. Los Simpson y la alusión: “El peor ensayo de la historia”
7. La parodia popular: Los Simpson y el cine de gángsteres.
8. Los Simpson y la hiperironía.
9. Los Simpson y la política del sexo.
Para ser honesto, esta parte fue quizás la menos memorable de toda la obra. Ensayos intelectualoides que parecen escritos con el tonito del tipo de la tienda de revistas, cuyo valor intrínseco puedo comprender, pero cuyos tópicos no me pueden empezar a interesar.
La tercera parte se llama “No he sido yo: La ética y Los Simpson”.
La componen los siguientes capítulos:
10. El mundo moral de la familia Simpson: Una perspectiva Kantiana.
11. Los Simpson: La política atomista.
12. La hipocresía de Springfield.
13. “Disfrutando mucho este… helado”: El señor Burns, Satanás y la felicidad.
14. Hola, vecinorijillo: Ned Flanders y el amor al prójimo.
15. La función de la ficción: El valor heurístico de Homero.
Fue en esta sección en la que me sentí un poco engañado. A pesar de que un par de ensayos fueron interesantes. La vinculación con la serie fue echa con calzador, a veces tan burda como los poetas que riman gato con zapato. ¡Ya estaba harto! Párrafo, tras párrafo de analogías feas, ¡FEAS!
Me di cuenta de que me estaba riendo de las frases transcritas del programa, no del texto en sí mismo. El texto no era divertido y muchas veces tampoco muy interesante, en pocas palabras, era una bazofia.
La última parte titulada “Los Simpson y los filósofos” fue quizás la menos disfrutable.
16. Un marxista (Karl, no Groucho) en Springfield.
17. “Y el resto sale por lógica”.
18. ¿Qué significa pensar para Bart?
3 capítulos que se sintieron largos e inconexos con la premisa del libro. He de admitir que a estas alturas ya estaba bastante desencantado, pero ¡Ya es suficiente de bliss blass y jim jam profesores ¡vayan al grano maldita sea!
Al final, terminé el libro más por inercia que por interés.
¿Y luego?
Como conclusión, fuera de la primera sección que disfruté de forma no irónica, y que definitivamente puedo festejar su redacción, me resulta difícil deducir cuál es el público objetivo de los capítulos subsecuentes.
A veces abordan temas demasiado densos que requieren un entrenamiento previo para disfrutarlo, enajenando a aquellos curiosos e ignorantes que llegamos para que nos enseñen las bases de la filosofía a través del programa
Y, por otro lado, creo que algunos temas se trataron de forma un tanto superficial de manera que un lector experto se sentiría poco estimulado.
Escribir sobre Los Simpsons es una tarea monumental, porque la genialidad de las primeras temporadas rara vez puede igualarse en profundidad o humor.
Aunque este libro logra algunos destellos de brillantez, su inconsistencia y enfoque desigual lo convierten en una obra que solo recomiendo parcialmente.
A manera de sentencia solo me queda decir que si quieren aprender un poco más de filosofía, es mejor prender la tele.
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